El efecto es más rápido, pero no mayor. El metabolismo de los receptores también condiciona el formato del fármaco. Es posible que los niños pequeños y los ancianos no puedan tragar pastillas, pero pueden, por ejemplo, jarabe o gotas.
Las llamamos pastillas para generalizar, porque existe una gran variedad de fármacos de aspecto muy similar: cápsulas, comprimidos, grageas… Las pequeñas diferencias entre un tipo u otro afectan a la acción del fármaco y cómo se usa, que lo podemos tomar
Técnicamente se llaman formas farmacéuticas sólidas para administración oral, lo que significa que el medicamento se presenta en estado sólido (a diferencia de los jarabes, que son líquidos, o muchos inhaladores, que son gases) y deben ser ingeridos (a diferencia de los ungüentos, que se aplican sobre la piel, o los inyectables, que se inyectan). Entre la gran cantidad de medicamentos orales sólidos, destacan las tabletas y las cápsulas, por ser los más utilizados.
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Píldoras de estudio, ¿mito o realidad?
Los expertos dicen que no hay mejores pastillas para estudiar y memorizar como tales. Un estudio reciente de la Universidad de Oxford demostró que cada cuerpo reacciona de manera diferente a estas sustancias. Hay personas que sufren efectos secundarios, como dolores de cabeza. Y otros incluso pierden el foco después de consumir toda la estimulación de las pastillas. Mientras que algunas personas afirman no experimentar ninguno de estos síntomas. Por el contrario, aseguran que los estupefacientes les ayudan a estudiar sin parar y sin cansancio.
En definitiva, dicen los expertos que estas sustancias no estimulan más que una taza de café o una tabla de ejercicios físicos diarios.
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Por ello es mejor evitar su consumo y optar por una dieta sana y equilibrada.
Volumen aparente de distribución
El volumen aparente de distribución es la relación entre la cantidad de fármaco administrado y la concentración alcanzada en plasma. Se dice que es volumen aparente ya que normalmente no se refiere a un volumen fisiológico identificable, sino al volumen necesario para mantener todo el fármaco en el cuerpo en las mismas concentraciones que está presente en el cuerpo, la sangre o el plasma. Un volumen de distribución bajo generalmente indica que el fármaco se une en gran medida a las proteínas y un volumen alto indica lo contrario.
Entre otras cosas, el volumen de distribución se utiliza en el cálculo de las dosis necesarias para lograr concentraciones efectivas. Por ejemplo, si se sabe que la concentración terapéutica de un fármaco es de 5mg/L y su volumen de distribución es de 130 litros, bastará con multiplicar la concentración terapéutica por el volumen de distribución para determinar la dosis inicial necesaria con qué concentración efectiva , en este caso 650 mg.
¿LOS SOBRES ANTIINFLAMATORIOS PRODUCEN MENOS DAÑOS EN EL ESTÓMAGO QUE LOS COMPRIMIDOS?
Ibuprofeno, Diclofenaco, Naproxeno, Dexketoprofeno… las opciones a la hora de tomar un antiinflamatorio son variadas y muchas veces la gente asocia tomarlo con la necesidad de tomar un «protector de estómago» (que también ya hemos negado en el blog). No importa si el antiinflamatorio se toma por vía oral en forma de jarabe, pastilla o sobre, pinchado, por vía intravenosa o por vía rectal en forma de óvulo. Los antiinflamatorios no tienen la capacidad de resentir la mucosa gástrica por su forma farmacéutica, sino por su mecanismo de acción, que es siempre el mismo, por lo que sea cual sea la forma que elijamos, el estómago puede sentirlo. Y es que los antiinflamatorios inhiben una enzima (COX-1) y por tanto una serie de sustancias (prostaglandinas, consiguiendo el efecto de desinflamar) que hacen que nuestras células estomacales neutralicen la acidez y generen una mucosidad protectora en las paredes de nuestro estómago. Cuando se pierde la producción transitoria de prostaglandinas, puede estar desequilibrada y no hay más ácido.
Si tienes problemas estomacales, evita las tabletas efervescentes, porque la composición efervescente generalmente no es un buen aliado.